La alegría de ser mujer en una feroz primavera
Habitualmente paso el invierno renegando de la lluvia, el frío, el viento norte, el levante, la oscuridad... y deseando que pasen esos meses gélidos y desagradables y llegue el momento mágico en que las autoridades (de la catadura que sean) decidan que hay que adelantar una hora los relojes para acomodarlos a la luz solar y así aprovechar ésta con más acierto. Pero, cosas de la vida, en el momento preciso en que adelanto mi reloj esos sesenta minutos que cada seis meses ahorramos o despilfarramos, empieza mi calvario anual.
Apenas han pasado unas horas del cambio de horario cuando mis hormonas comienzan su habitual baile de primavera y se disparatan en mi interior, ejecutando una danza ritual con tintes macabros, de efectos desastrosos para mi persona, efectos que normalmente se presentan en tres etapas.
La primera es el cansancio. Un cansancio brutal que se apodera de mi cuerpo de tal manera que apenas soy capaz de salir de la cama por las mañanas. Tras la ducha y el café, que normalmente me ponen en forma, sigo sintiendo que mis piernas, brazos y toda yo en general soy atraída hacia el centro de la tierra por una misteriosa fuerza gravitatoria que se ha multiplicado desde el momento en que adelanté el reloj, exigiéndome un esfuerzo casi sobrehumano para moverme. Este cansancio me afecta también a los ojos, de manera que apenas puedo tenerlos abiertos; me escuecen y me arden obligándome a entrecerrar los párpados, lo que da a mi cara una expresión de atontamiento que no me favorece lo más mínimo.
A continuación el ataque hormonal se dirige al interior; comienzo a ponerme triste, a sentirme fatal, desgraciada e inútil. Empiezo a dar largas a conocidos y a pasar gran cantidad de tiempo encerrada en mi casa, saliendo lo indispensable para que no me echen del trabajo. Las lágrimas comienzan a tener su propia autonomía y a desbordarse con las cosas más nimias: un anuncio sensiblero, un gesto amable, una palabra de afecto... y por supuesto con la más mínima crítica o censura. Los sentimientos de soledad afloran, y parece que el tan traido y llevado reloj biológico (siempre relojes de por medio) me avisa de que cada vez es más difícil que le de un hermano a mi hijo, que seguirá siendo hijo único toda su vida, sobre todo si tenemos en cuenta mi glorioso historial a la hora de formar pareja.
No contentas con esto, mis hormonas siguen trabajando y consiguen que todos los granos, espinillas, barrillos, puntos negros, vellos enconados, manchas y rojeces que no he padecido en la pubertad ni en la adolescencia, hagan acto de presencia para atormentarme. La cara se me pone como la de un adolescente anciano: es decir todos los bultos antes citados y nada de su tersura juvenil. Incluso el cuello, el pecho y las manos sufren los efectos devastadores del baile primaveral de mis hormonas.
Así que cuando veo ese anuncio deliciosamente horroroso que, en un ambiente plenamente primaveral, tanto que parece que hasta la pantalla huele a hierba naciente y flores frescas, dice "Estoy contenta de ser mujer, tengo la regla y no me importa", me dan ganas de estrangular al cerebro que lo pensó, o por lo menos brindarle la oportunidad de convivir unos días con mis hormonas en primavera.
(Con mi agradecimiento a Carmen P., el "espíritu libre" que me regaló este escrito)
16 comentarios
rythmduel -
Pléyades -
Para Pléyades, sin aspirinas en la salsa -
Pléyades -
Para Pléyades, entre algodones... -
Claro que no aguantaríamos tener la regla cada mes, como tampoco, pobrecitas mías, los 'dolores de cabeza' nocturnos que soportáis tan estóicamente cada sábado (seguro que es de ver en la tele "Salsa Rosa" ;-))
Para Mifune, chico incrédulo -
Bueno. Si esres capaz de comprarme, me voy a dedicar al negocio de las compresas ;-)... Un saludo
Pléyades -
Mifune -
Como si no fuera poco el seísmo hormonal.., como para que encima pretendan que no exista y que todo es maravilloso.
Creo que si utilizaran textos como el tuyo, incluso yo acabaría comprando sus productos, por pura autenticidad.
Para rebel, un pim-pam mensual -
Para noemi, vital -
Para Noa- al buen tiempo, mejor cara -
¿No sabes que una persona lunática, es la que nada en el mar de esa Luna?
Para monocamy, consolando a la que no quiere -
rebel -
yo si tuviera una pistola dispararia..ajajajjaja
es broma.
un besillo.
***
noemi -
Noa- -
Que le vamos a hacer, soy mujer de agua y además lunática :-)
monocamy -
:D
Y lo mismo con todo. :P